La agricultura y la ganadería son actividades económicas con un elevado grado de exposición al riesgo, puesto que, en la mayor parte de los casos, la producción se desarrolla al aire libre y depende por ello directamente de la incidencia que sobre ella tienen determinados factores medio ambientales de difícil control como las heladas o el pedrisco. El contexto mundial en el que se encuentra el sector agrario está basado en una serie de hechos que conllevan un aumento considerable de los riesgos en el desarrollo de las distintas actividades agrarias. Debido a su dependencia de las condiciones naturales y climáticas, la producción agrícola está expuesta a riesgos especiales que originan fuertes oscilaciones de los precios y de la oferta de productos agrícolas. En combinación con problemas económicos o fi nancieros, catástrofes naturales y escasez de energía, ello puede originar, también en la Unión Europea, problemas de abastecimiento de alimentos y materias primas agrícolas. Estas son algunas de las causas por las que agricultores y ganaderos están viéndose obligados a desarrollar una estrategia clara sobre la gestión del riesgo en sus explotaciones. Todas estas circunstancias justifi can la conveniencia y necesidad de que exista una serie de instrumentos para la gestión de dichos riesgos a disposición de los profesionales de la actividad agraria, con el objetivo de actuar como elementos estabilizadores de sus rentas…

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